Alex regresa a su casa cerca de la hora acordada con Rebecca. Al entrar a la sala, encuentra a Maria y Henrique inmersos en una animada conversación sobre los cambios que están por venir.
– Entonces, ¿cómo fue con ella? – Pregunta Alex, curioso.
– La Srta. Jenkins es realmente encantadora, Alex. Estoy seguro de que te hará muy feliz. – Responde Henrique, con una sonrisa.
– ¿Les importaría ser los testigos de nuestra boda?
Al observar el brillo en los ojos de Maria, es evidente la emoción que siente, después de todo, ella considera a Alex como su propio hijo.
– Claro, querido. – responde Maria, con entusiasmo palpable.
– Alex, ¡la oficina del registro civil cierra pronto! ¿Crees que llegaremos a tiempo?
– Un amigo me hizo un favor, así que el tiempo no será un problema. Nos encontramos a las 5h en la oficina del registro.
En su habitación, Rebecca se observa en el espejo. A pesar de considerar este matrimonio como un acuerdo, no deja de arreglarse meticulosamente para el momento. Ha el