Alex está parado frente a la ventana, perdido en sus pensamientos. Vuelve en sí cuando su teléfono celular suena.
– Papá, buenas noches. – Dice al contestar.
– Hijo, ¿cómo estás? Supongo que los problemas ya te han alcanzado.
– Estoy bien, nada que no pueda manejar. Pero dime, ¿cómo está la situación allá? Para que pueda prepararme.
– Las cosas están caóticas, Alex. Todos están tratando de descubrir cómo resolver y salvar el compromiso que planean anunciar al final del verano.
– No habrá compromiso. De hecho, ni siquiera lo habría habido antes, y ahora mucho menos.
– ¿Vas a contarme qué pasó?
– Fue solo otro de los brotes de Sophia, nada nuevo en mi vida.
– ¿Estabas con otra mujer?
– Sí, lo estaba. – Escucha golpes en la puerta. – Lo siento, tengo que colgar. Resolveré esto cuando regrese.
– Pero, Alex...
– Hablamos cuando regrese, adiós, papá.
– De acuerdo, hijo, te quiero. Cuídate. – Dice Luiz y Alex cuelga.
– ¿Qué quieren ustedes? – Pregunta al abrir la puerta.
– Entonces, ¿estás l