—Eres una trepadora, muerta de hambre. — Me insulta.
—Seré todo lo muerta de hambre que usted quiera, pero seguro que a usted ni su madre lo soporta. — Le digo bocona
—Puedes engañar a otro, ¡deja a Valente en paz! — Ordena.
—Yo soy una mujer libre me meto con quien me dé la gana. — Digo harta de