Sonó el timbre y yo corrí a abrir la puerta. Apareció un hombre de unos 30 años con un sobre. Le di las gracias y volví saltando hacia donde estaban los demás. Me miraron confundidos.
—¿Pediste pizza? —preguntó Ethan. Negué con la cabeza y abrí el sobre. Saqué de ahí las entradas y las mostré por sobre mi rostro con una sonrisita.
—¿No quieren ir a ver la pelea mañana?
Marc enseguida se levantó y tomó las entradas.
—Mierda. ¡Mierda, mierda, mierda! —exclamó emocionado—. ¡Son las más caras!
—Ni loco v