Neithan, estaba sentado en su oficina con la angustia taladrándole las entrañas.
Había liberado a muchas chicas pero no a Lucía, no a su hija. Se alegraba de haberle devuelto la felicidad y libertad a esas jovencitas pero lamentaba no haber encontrado a su pequeña e imaginarse que estaba pasando por situaciones similares estaba por consumirlo totalmente.
Su teléfono timbró y lo tomó. Era un número bloqueado, solo aparecía , pero no había ningún número, era una situación extraña, suspiró y atendió la llamada.
-¿Bueno?
-¿Neithan, eres tú?- escuchó esa voz en un pequeño susurro y su corazón saltó dentro de su pecho. Se puso en pie de inmediato.
-¡¿Lucía?!- preguntó con voz temblorosa.
-Si papito, soy yo- escuchó como contenía el sollozo.
-Nena, mi amor, mi tesoro- decía rápidamente mientras las lágrimas bañaban sus mejillas- ¿estás bien?, ¿dónde estas?
-No estoy bien- seguía hablando muy bajito- pero al menos sigo con vida. Te