Dorian pidió a su chófer salir de inmediato de la compañía, el semblante del CEO, no se veía nada bien, su avecilla corría peligro, estaba herida, si la llegaba a perder, él.... ni siquiera quería pensar en esa posibilidad
Los guardaespaldas no perdieron tiempo, ellos mismos trasladaron a Alina, al mejor hospital que había en la ciudad, tenía que salvarse, la señorita Altamirano, tenía que salvarse o sus vidas se terminarían con ella, su jefe no perdonaba errores
— La diseñadora, no podía abrir los ojos, solo podía escuchar lejanos murmullos y sentir un dolor punzante y ardiente a un costado del abdomen, fueron pocos minutos los que estuvo consiente hasta que la oscuridad llegó y no supo más de ella
— El Ceo llegó y detrás de él su séquito de guardaespaldas, se dirigió de inmediato a los dos hombres bajo su mando y sostuvo a uno de la camisa — ¿cómo está ella? ¡te pago para que la cuides! ¡y tú dejas que casi la maten! ¡¿cómo es que fuiste tan estúpido?!
La voz furiosa del hombre, mez