Asistente personal

El hombre lo pensó por unos segundos, no tenía humor para entrevistas así que pidió que le hiciera la entrevista ella misma.

— Entrevistela, si está capacitada contratela, me urge una asistente personal a la que le pueda delegar algunas funciones.

— Enseguida señor, lo haré lo mejor que pueda — Cristina salió a avisarle a la aspirante que se acercara.

— Dígame ¿qué dijo el CEO? ¿sigue vacante el puesto?

— Si, venga conmigo que le haré un examen, su contratación dependerá de sus conocimientos.

— Perfecto, no tengo problema con eso — en una de las oficinas vacías, a Romina le aplicaron un exámen, la secretaria estuvo pendiente hasta que lo terminó, apenas lo revisó le dió los resultados,

— Saliste con muy buena puntuación, solo déjame avisarle a mi jefe y vuelvo, siéntate allá mientras tanto — La secretaria dió el resultado a Nathaniel, el asintió.

— Díganle que mañana se presente a las nueve de la mañana, que traiga ropa de oficina, ella será mi asistente personal, así que debe estar muy presentable, déjele eso muy en claro, no quiero desfiguros en mi compañía.

— Entiendo, le pasaré su recado enseguida, la secretaria salió girando en sus tacones de inmediato, Nathaniel a veces tenía una aura muy fuerte, sobre todo cuando estaba de mal humor.

Afuera Romina esperaba con grandes esperanzas.

— ¡Romina Palacios! el jefe ha decidido contratarte, serás su asistente personal, eso significa que tendrás que venir presentable y profesional a trabajar, a partir de las nueve de la mañana te esperamos, ah por cierto, me olvidaba , no llegues tarde ya que el jefe es muy puntual y le gusta que sus empleados también lo sean.

— Oh, muchas gracias les aseguro que no se van a arrepentir, estaré aquí mañana a tiempo — la madre ya tenía trabajo, estaba feliz, ahora le faltaba solucionar todo lo demás.

Romina tenía unas maletas con su ropa y la de Daniela en la habitación del hospital, se preparó temprano para cumplir con su horario de trabajo, ella llamó a Andrea, una amiga de la universidad que vivía de una pequeña herencia que le dejaron sus padres.

— Ya estoy aquí, amiga, yo cuidaré de Daniela mientras tú trabajas, y ya te dije que no hace falta que tengas lleno de maletas aquí, ustedes son muy bien recibidas en mi casa, ahh... pero eres tan terca.

— Te encargo mucho a lo tesoro, ahora me voy por qué no puedo llegar tarde en mi primer día de trabajo — Romina fue recibida por la secretaria, el CEO había llegado temprano ese día, así que ya la estaba esperando en su oficina, Romina entró mientras que el empresario tenía la mirada en su computadora.

— Espero que sea lo suficientemente capaz para cubrir su puesto con eficiencia, señorita Palacios.... — Nathaniel levantó la mirada, ahiy estaba ella, la madre de la niña a la que Darriel le copió el exámen, ¿pero qué carajos estaba haciendo ella aquí?

— Debe haber un error, usted es.... la relación entre ellos era tensa, ella lo consideraba grosero y mal educado, mientras que el hombre la consideraba una madre irresponsable, que no le daba buena educación a su hija.

— No, no hay ningún error, ayer estuve aquí para hacer la entrevista pero me llamaron de la escuela de mi hija y tuve que irme, me interesaba mucho el trabajo pero al ver que usted es el jefe no podré quedarme, no quiero imaginarme el terrible trato que le dará a la persona que ocupe mi lugar.

— Soy exigente como cualquier otro jefe, si no se siente lo suficientemente capaz para dar el ancho entonces váyase y no me haga perder más el tiempo, — pero la cosa es que Romina si se sentía capaz de cumplir con el puesto a la perfección, el hombre le caía muy mal pero necesitaba algo de que agarrarse para mantener a Daniela.

— Entonces me quedo, sé que puedo con el puesto, solo le voy a pedir respeto, si hay eso nosotros vamos a poder hacer buen equipo de trabajo — el hombre levantó una de sus delineadas cejas, la mujercita tenía agallas.

— Bien, por lo pronto tome está tablet, reorganice con mis citas de la más importante a la menos urgente, después archive estás carpetas en el gabinete de allá, ah, saldremos a una reunión.

— ¿Una reunión? — Romina no se esperaba que tuviera que salir con su jefe tan pronto a una junta.

— Una reunión, estás siempre estarán a la órden del día, quiero profesionalismo, de lo contrario ahí está la puerta, señorita Palacios.

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