Joaquín se separó un poco de ella y le susurró al oído:
—Me alegra que no me hayas olvidado… porque lo que soy yo, no puedo dejar de pensar en ti día y noche, invades mis sentidos, no hay ningún momento en el día en que pueda alejarte de mi mente y ahora que te tengo aquí, a solas y en la oscuridad,