CAPITULO 51
Lucrezia salió de la habitación de Alexandra sintiendose satisfecha del trato, sabía que la loba Omega tenía palabra, y que se alejaría de Matías después de la guerra.
No podía explicarlo, pero aquella bebé le había ablandado el corazón, antes intentaba destruirla y quizás en el fondo aún lo deseaba, pero aquella bebé le dió una nueva perspectiva.
Fue de inmediato a visitar a su nieta, pero para su sorpresa estaba Helena observando a la bebé.
—¿Que haces aquí? Deberías estar cuidando a mi nieto, el futuro Alfa — fruncio el ceño mientras se acercaba para cargar a la bebé y cuidarla con sus brazos.
— No puedo creer que permitas que está bastarda esté en casa, Mi hijo no debe respirar su aire — Helena cruzó los brazos, pensó que Lucrezia le apoyaría pero parecía estar en su contra.
— Es mi nieta y punto, Matías como Alfa dió una orden y tú cómo compañera lobil debes respetarla, así que no opines — Lucrezia sentía algo en su instinto Delta que le hacía querer proteger a su nie