Conociendo a los señores Rossi, una hija más.
El señor Smith, Los señores Rossi, Dorian e Isabella, al ver qué la novia perdía el conocimiento se angustiaron.
— ¡Griselda, Griselda mi amor, despierta mi cielo! — El hombre cargó a su mujer y levantó su azul mirada hacia su cuñada. — ¡Si algo le pasa a ella o a mi hijo es mejor que te escondas en algún recoveco apartado del mundo por qué te lo voy a hacer pagar!
La amenazante voz del empresario hizo estremecer por unos momentos a la malvada mujer. Pero ella aún así se atrevió a decir:
— Te acabo de arruinar la boda hermanita, eso era lo que quería, que no te casarás y lo he conseguido, vas a quedarte con todo preparado, humillada y hundida en la vergüenza, jajaja, eres una estúpida que pensaste que me ibas a ganar a mi.
— ¿Pero que carajos te sucede? Ella es tu hermana, ¿Cómo puedes alegrarte de verla en este estado? ¡Estás demente! — Isabella no se pudo callar.
— Cariño, no te agites, recuerda que no estás en condiciones, se le escuchó decir al CEO Ivanov en perfecto i