La fotografía.
Caminando por el centro comercial, pensando en la propuesta tan encantadora que le había hecho el profesor Daniel Stevens, entró a un estudio fotográfico que miró de frente, le pidió al fotógrafo si le podía tomar algunas fotografías, que nunca había hecho eso de entrar a un estudio fotográfico, así que sería el fotógrafo como profesional, quien le guiaría en las fotografías.
Como ella estaba tan insegura por el problema con su identidad, prefirió tomarse entre todas las fotografías, una fotografía en especial, en dónde estuviese de espalda con su hijo Daniel mirando hacia donde estaba el camarógrafo, el cabello de Zoé, se le podía ver espectacular, con ondas en las puntas y ella con un vestido largo en tono negro, ya que ese se había vuelto su color favorito. La foto se veía perfecta, el mismo camarógrafo la felicitó por la iniciativa que tuvo al tomarse una foto desde ese ángulo, la fotografía parecía bastante artística, la misma Zoé se vio sorprendida por el resultado logrado.
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