“Cualquier cosa está bien”.

Chester se inclinó y estaba tan cerca que Charity giró la cara de forma poco natural.

Su mirada se detuvo en el rostro de ella durante dos segundos antes de volver al menú.

Después de pedir y esperar a que el camarero se fuera, Chester dijo: “He investigado un poco en Internet y parece que su risotto aquí es famoso”.

“¿No has venido aquí antes?”, preguntó Charity.

“¿Con quién podría haber venido aquí?”.

Charity lo miró. “¿Quién sabe? Has estado con innumerables mujeres”.

Chester sintió un cosquilleo en la cabeza. No era de extrañar que tantos hombres temieran que las mujeres mencionaran el pasado.

“Pero yo solo te he amado a ti”.

Le cogió la mano con descaro.

Al recordar su pasado, Charity se sintió molesta y le apartó la mano. “¿Los hombres pueden separar el amor de sus cuerpos?”.

“Charity, ¿no prometimos que no íbamos a mencionar el pasado?”, dijo Chester frustrado, “incluso perdí mi hombría y pagué el precio”.

“Te lo mereces”, regañó Chari