Freya entendió que así era como se sentía tener a alguien que la apoyara.

Resulta que se sentía muy bien que alguien la comprendiera.

En este momento, el romance era lo que menos necesitaba Freya porque acababa de dar a luz a una niña que no tenía la compañía de un padre. El romance requería tiempo y, además, ella tenía que trabajar. Quería pasar el tiempo que le quedaba con su hija.

Ryan nunca la había culpado. Se esforzaba por adaptarse al horario de ella. Estaba bien incluso si él y Freya tenían que acompañar a la niña en la casa.

Freya sabía que esa no era la forma en que la gente normal tenía sus citas. Sin embargo, Ryan nunca se había quejado de eso. Era como una cálida manta que la envolvía adecuadamente.

"Gracias, Ryan".

Freya lo abrazó suavemente.

"No me agradezcas. Como tu novio, es mi deber apoyar tus sueños".

Ryan le pasó los dedos por su largo cabello. "Pero cuando regreses, tienes que compensarmelo".

Compensar...

El rostro de Freya se enrojeció repentinamente.