Ese hombre dijo algo que hizo reír alegremente a Sarah.

Ese hombre se inclinó y bajó la cabeza, a punto de besar a Sarah en los labios.

Rodney observó esa escena conmocionado. Podía escuchar los sonidos retumbantes de los truenos en su cabeza.

No se atrevió a creerlo. ¿Por qué la mujer a la que había amado todo el tiempo besaría a un hombre tan vulgar?

¿No era ella... su novia?

¿No dijo que estaba trabajando horas extra en el hospital?

¿Cómo terminó así?

Chester siguió la mirada de Rodney y miró. Sus reflejos fueron rápidos. Caminó a grandes zancadas y bloqueó las puertas del ascensor que estaban a punto de cerrarse.

Cuando Sarah, que estaba siendo besada por ese hombre en sus brazos, vio a Chester por el rabillo del ojo, se asustó tanto que gritó. Ella rápidamente apartó a ese hombre.

“Sarah…”. Rodney se acercó también. Parecía una flor marchita. Había conmoción, frustración, miedo e ira en sus ojos.

“¿Por qué... Por qué me mentiste? ¿Qué está pasando entre ustedes dos?”.

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