28

Marissa terminaba de acomodar la última camisa de David en su armario.  Ya el resto de la casa estaba algo más organizada, así que había decidido meterse al cuarto de su novio para ponerle un poco de orden.  No tenía ni idea de cómo prefería él organizar su ropa, pero había echado una mano con lo más esencial.  Michaela y Agatha estaban cada cual en su habitación haciendo lo mismo con su ropa, aunque sospechaba que Michaela se había tomado una pausa para dormir.  No se lo reprochaba, había sido un día agitado. Cuando sintió la puerta abrirse, se encaminó a él feliz de verle.

—Creí que te habrías ido –le preguntó él acercándose sonriente.

—No sin verte antes—. Le dio un beso en los labios, pero lo notó algo tenso y se alejó para mirarlo al rostro.

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