Capítulo 5

Ryan

Me sentía confundido, mi mate tiene dos posibles parejas. ¿Cómo podía pasar esto? Necesitaba hablar con alguien de confianza, no podía hablarlo con cualquiera, si llega a oídos de la manada, podría dañar la imagen de la futura Luna. Podría creer que es una mala influencia para la manada, eso no me conviene, hablaré con mi hermano quien también es el Beta de la manada. Puedo confiar en su discreción y buenos consejos. He estado tan metido en mis pensamientos que he llegado a la aldea sin darme cuenta. Estaciono en mi casa, mi hermano vive junto a su esposa en ella. Por ser el Beta debe estar en el mismo emplazamiento que el Alfa, por cualquier emergencia.

Entro pensando en toda la situación, posibles soluciones. ¡Dios! Estoy muy confundido. Camino a mi despacho me encuentro con Serenity, ella es la esposa y mate de mi hermano, es una mujer de gran belleza, y una personalidad más hermosa aún. Siempre está preocupada por todos a su alrededor, sin duda sería una perfecta Luna para cualquier manada. Me mira y frunce el ceño, a veces me asusta, ella parece tener un sexto sentido que le permite ver dentro de mí. ¡Qué bueno que no es mi pareja! sería difícil ocultarle cosas.

—¿Ryan, que sucede? –dice alarmada, su voz atrae a mi hermano como una polilla, quien en unos segundos aparece detrás de ella. Suspiro, con las manos les indico que vayamos a mi oficina, allí sé que nadie podrá escuchar. Diseñe ese espacio para ello.

—Ahora si vas a decir ¿qué sucede? –dice Michell, una vez dentro de mi oficina.

—Hoy conocí a mi mate –digo sin respirar y con desaliento.

—¿En serio? ¿Cómo es? ¿Dónde vive? –comienza Serenity el interrogatorio, Michell le hace una señal para que calle.

—¿Está casada? –dice Michell, al pronunciar su pregunta, Serenity agranda sus ojos, asustada.

—No –digo –es peor

—¿Qué puede ser peor? –dice Serenity. Me sirvo un Vodka, le ofrezco un vaso a mi hermano, Serenity no bebe, así que ni me molesto en ofrecerle. Comienzo a contarles todos los eventos de la noche a detalle. Al finalizar ambos están en un estado de mutismo, se miran uno al otro.

—Ahora, ¿Entienden? –pregunto, ambos asienten y vuelven a quedar en silencio. Sigo tomando mi trago mientras intento entender que voy hacer, mi manada depende de mí descendencia, de una buena Luna, eso le da estabilidad y fortaleza.

—Bueno, es una situación que nunca se ha presentado antes. Sin embargo, creo que tiene solución –dejo de ver mi vaso ante esa declaración y levanto mi vista hacia mi hermano a la espera de su solución –debes conquistarla primero, y marcarla. Una vez marcada ella estará igual de conectada a ti, como lo estás tú a ella. El vampiro no podrá hacer nada, habrás ganado.

—No puedo marcarla sin su consentimiento –digo molesto.

—¿Por qué no? –dice Michell molesto –se ha hecho por años en cada manada de lobos, en donde un humano es mate, no veo porque no lo puedas hacer.

—¡NO LA VOY A OBLIGAR! –grito, mi hermano se sorprende –no lo entiendes, ya es suficiente saber que la naturaleza nos ha maldecido al tener que amar a un desconocido, cuando ambos son lobos, la química del aroma entra en acción. ¿Cómo puedes saber que ustedes se aman? Y no es la química –y les señalo –Yo no quiero vivir con una mujer que sé que, al marcarla, seré como una droga para ella, sí, me amará; pero por una necesidad física. Es casi lo mismo que secuestrarla, eso no es lo que quiero –finalizo resignado a que quizás nunca encuentre el amor.

Mi hermano y Serenity intentan hacerme entrar en razón, debo marcarla por el bien de la manada. En un punto me canso y decido que debo irme a dormir. Queda claro que mis opciones son dos: debo buscarla y enamorarla, ver que ella decide seguirme. O marcarla y que me siga como un cachorro a su amo. No, no podría vivir con ella así, aun cuando esto me cueste vivir solo. Estoy en un estado emocional de confusión que no me permite ver claro. Mi cuerpo exige tenerla, pero mi corazón desea ganarla.

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