Capítulo 32.

Azael:

Dejé a Gina irse a la oficina mientras me quedé mirando a Jazmin qué estaba levantándose, Gina le había roto la nariz, vaya que pega bastante duro. Dios, mi mujer es tan peleonera.

—Esa mujer es una salvaje —sacó un pañuelo para limpiarse la nariz— te juro que sabrá de mi, la voy a demandar por daños a mi persona.

—Sabes que no puedes hacerlo ¿cierto?

—¿Qué? ¡Claro que puedo hacerlo, me sobran fundamentos! —exclamó furiosa.

—Tu la golpeaste primero —ella negó—, claro que si, te vi cuando la golpeaste, así que deja la estupidez, tu empezaste.

—No entiendo que carajos le ves a esa mujer, es tan corriente y salvaje, se comporta como una zorr.. —la interrumpí.

—Cuidado con lo que dices —la señalé— Gina podrá ser lo que tu quieras, pero jamás ofende a nadie, así que guardarte tus insultos.

Ingresé a la oficina, Gina estaba caminando de un lado a otro comiéndose las uñas, al escucharme sonrió de forma inocente. Que tramposa es.

—Oh no señorita, no te vas a escapar de tu sermón —me
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