En momentos tenemos a soldados que se encargan de poner orden y yo voy hacia la chica.
— Pequeña... ¿Eres tú? — le digo y ella me ve deleitada.
— ¡Mari! ¡Oh Mari! — grita ella feliz y me abraza.
— Pensé que te había perdido... luego del ataque… te veo mucho mejor — le digo, se veía menos flaca y