El hospital psiquiátrico una vez fue un gran hospital de prestigio, con paredes blancas e impolutas. Ahora está cubierto de moho, manchas de vómitos, desechos humanos y sangre de los antiguos residentes; paredes derrumbadas, otras ennegrecidas por tanta humedad y con escombros esparcidos y cayendo por doquier. Agregando la poca iluminación y los tétricos sonidos que provoca el ingreso del viento por las ventanas rotas. Se trata de un sitio perfecto para una película de terror.
Y a la loba blanca las películas de terror le fascinan.
El manicomio se encuentra en una zona apartada y repudiada de la gran ciudad. Un lugar donde nadie miraría jamás. A la loba le encantaba. Había instalado allí la parte más esencial de su manada. Lo poco que quedaba de ella. En total eran veinticinco lobos y doce mujeres.
Esa gatita les había arrebatado todo, incluso sus preciosas tierras,