—Queríamos preguntarle si usted puede ser la tía de los niños.—Ella estaba esperando a que la rubia hablara, ya que ella era la encargada de anunciar en voz alta lo que ambos meditaron, y el escuchar decir aquello de la garganta de Lucas era algo que ella no podia asimilar con rapidez.
—¿Qué?—Preguntó sin entender, aunque haya comprendido a la perfección la oración dicha por el moreno, era algo repentino el hecho que ello la eligieran a ella como tía de los cinco niños que iban a llegar a la casa en unas horas, era casi irreal y loco.