Para alguien tan rico como Arlet, seguro que eligió el motel más horrible del país.
-Si hay un vagabundo en el baño, voy a meter la cara en el microondas- Murmuré, arrojando mis maletas sobre la cama llena de bultos a medio hacer.
Era un motel cerca de la autopista. Para un lugar tan de m****a como este, pensarías que habría vacantes. Pero no, solo quedaban 2 habitaciones en todo el motel.
-Quiero que te vayas por la mañana, ¿entendido?- Arlet le dijo a Koda, que parecía demasiado feliz.
Koda asintió, sus ojos de acero parpadearon hacia mí antes de sentarse en el borde de la cama crujiente.
-Literalmente voy a gritar, este lugar parece el interior de una vagina- Rachel gimió, entrando en la habitación contigua.