42 N.O
Luego de los acontecimientos en la oficina, pese a lo que pensaba Jennifer, el doctor Kessler se portó como un caballero y la llevó a cenar la comida árabe que ella tanto quería, al llegar a la casa solo se dirigieron a la habitación que ella ocupaba como cualquier otra pareja y se prepararon para dormir. Jennifer no sabía que hacer, tomaba la iniciativa o por consiguiente esperaba que fuera él quien lo hiciera. Como siempre.
Ignoró sus pensamientos y se acostó a dormir al lado del hombre que le daba paz, seria acribillada por la opinión publica si se enteraban que duerme con el papá de su casi exesposo, pero a efectos de la ley seguían casados y sería vista como una zorra, y, con ese pensamiento se durmió.
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Llegó el día de la función en el hospital Memorial Kessler, los empleados estaban curiosos, y Jennifer y su compañía estaban contentos, Walter Dagger había cumplido con su parte del trato y mandó al apartamento de su hija tres enormes bolsas de regalos para los pequeñ