Capítulo Cinco

AMELIA

Sentía que mi mandíbula caería al suelo en cualquier momento, Derek me veía con una sonrisa instalada en su rostro, mientras Lonan tenía el entrecejo fruncido. De repente me sentí en una jaula, me di la vuelta saliendo de la habitación con prisa, arrepentida y con los latidos de mi corazón sin freno.

—¡Mía!— gritó Lonan detrás de mí, me tomó del brazo logrando que voltease y apreté los labios.

—Déjame— me safé de su frágil agarre y baje la mirada.

—No fue mi intención, no sabía que estabas oyendo yo...

—¡Da igual!— me exalté —Hablas mal de mi hermana con alguien más, es igual si no estoy, no entiendo por qué ustedes son así, mentirosos, manipuladores— arrugue la nariz recordando a Jordan.

—¿Ustedes quiénes?— irrumpió Derek apareciendo detrás de Lonan —¿Los hombres?— preguntó, asentí sin darme cuenta —Bien, ya que hablamos de eso, voy a poner mi queja— fruncí el ceño, Lonan igual —Ustedes siempre culpando a los hombres... ¿Porqué son así?— trató de imitar mi voz, entreabrí los labios ofendida —¿Porqué no son honestos?— limpió una lagrima falsa.

—Oye... — iba a quejarme pero siguió.

—Ustedes son completamente igual, somos humanos, no nos dividimos en quien es más mentiroso que el otro, tú eres quien debe saber elegir, por ahí debe andar una persona que no sea todo lo que odias, tan solo no generalices...

—No me digas— me crucé de brazos —Tú lo eres— lo dije sin pensar, él soltó una carcajada.

—Para nada chica loca, yo soy la última persona que quisieras elegir— se encogió de hombros —Solo cuida lo que dices, te oyes muy ignorante— se dió la vuelta volviendo a la habitación.

Sentí como si me hubiese caído un balde de agua fría, él tenía razón. Pero las cosas que me sucedían últimamente me habían vuelto una persona que no reconocía, no podía seguir así, miré a Lonan y él rascó su nuca.

—Bien... — comenzó a hablar, aclaré mi garganta —Nuevamente te pido disculpas, yo no quise que a Allison le sucediera aquello, pero...

—¿Porqué?— interrumpí.

—Victoria. Alguien le hizo algo, estaba muy irritante, así que cobro todo con la primera persona que vió, la cuál fue tu hermana.

Violet, su venganza.

—No te preocupes— dije rápidamente —Tan solo me gustaría que me ayudaras con que no la molesten tanto en el instituto luego de esto, ¿Si podrías hacerlo?— asintió repetidas veces —Bien, gracias— me di la vuelta escuchando su despedida y me apresuré a la salida.

No quise pelear con él, ni preguntarle como había sido todo exactamente, necesitaba escucharlo de la boca de Violet, y si todo fue producto de su venganza estúpida, no sé qué haría.

Subí en el auto y arranqué hasta la casa de los Wallet, tenía un sabor agrio en mi garganta, y por alguna razón la sonrisa divertida de Derek no salía de mis pensamientos, ¿Cómo podía burlarse de mi, regañarme, tratarme con superioridad, y yo seguir con una extraña sensación en mi cuerpo? Esto debía ser una broma.

Bajé del auto al estacionar acomodando mi abrigo, saqué mi teléfono y le marqué a Violet, ella no contestó. Tomé aire antes de tocar el timbre.

«No salgas, Jordan» me repetí.

Una ama de llaves abrió la puerta con una sonrisa, se la devolví falsamente por cortesía, ella asintió antes de hablar.

—Necesito ver a Violet, por favor.

—Claro señorita— me abrió paso —Ella esta en su habitación.

—¿Jordan?— pregunté entrando.

—Él salió con su amigo... ¿Dorian? Creo— tragué saliva, genial, de seguro estaba follando en este momento y yo con miedo de encontrármelo.

—Bueno— sonreí tranquila —Permiso.

Un jardín de rosas me abrió paso a las escaleras para subir hacia la puerta principal, la casa de los Wallet era increíble y muy elegante, las paredes de un color beige y decoraciones doradas, algunos muros como las escaleras color negro y estatuas medievales igual.

Entre hacía la sala principal, el piso blanco impecable, muchas flores y cuadros decorando la sala con sillas de mármol, todo ahí era cero tecnología, lo cual era contradictorio, por que tenían un cine en el sótano. Subí la segunda escalera hacia el piso de la habitación de Violet, justo al lado de la de Jordan, pronto llegué entrando.

Ella se encontraba de espaldas frente a un espejo dorado, se exaltó al escuchar la puerta y volteó, tenía una mascarilla negra esparcida por su rostro, la habitación rosa con un enorme cuadro de Justin Bieber, y mariposas, olía como siempre, a flores. Maniac de Conan Gray sonaba fuerte, bajó un poco el volumen de su laptop y caminó hasta mí.

—Casi me matas del susto, estoy en modo unicornio.

"Modo unicornio" códigos que inventábamos cuando íbamos a la escuela juntas, significa: Sesión de belleza privada. También tenemos otros como "Modo volcán" significa: Tener menstruación. Y "Modo lluvia" significa: Estar a punto de llorar pero vámonos antes de pasar vergüenza.

—En fin— dije tomando asiento en el pequeño sofá situado en la esquina de su habitación —¿Qué pasó ayer en la fiesta?— pregunté directa, ella bajó la mirada y se sentó en la cama.

—Ayer... Bueno, no sé cómo decirlo...

—Violet, ¿Qué pasó con Victoria?

—Eso fue lo que le pregunté esta mañana a Lonan, pero, no sé, no hice la venganza— fruncí el ceño.

—¿Cómo que no? No mientas, tú nunca dejas algo para después, fue por ti que Victoria se enfadó tanto, ¿No?

—Me fui a la media hora de decirte que me esperaras, por que volví a buscarte y ya no estabas.

—¿Entonces por que Victoria, hizo semejante cosa tan malvada?— me pregunté a mi misma.

—A veces vives en las nubes— Violet bufo, le miré con el ceño fruncido —Esta enamorada de Lonan, los vió besándose y ya sabemos el resto.

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso?

—Está enamorada de él desde la escuela— rodeó los ojos —Me lo dijo en ese entonces, pero siempre se le ha notado— entreabrí los labios, ahora todo tenía más sentido —Sin embargo, Lonan nunca le ha prestado atención.

Así que Allison había logrado lo que ella no, ahora no podía alejarme de mi hermana.

—¿Y por que te fuiste de la fiesta?— pregunté acomodando los lentes que sujetaban mis mechones.

—Estaba muy extraña— pasó un mechón de cabello tras su oreja —Ayer conocí a alguien y...— se arrepintió.

—¿Qué?— fruncí el ceño.

—Bueno...

—¡Habla!— me levanté del sofá.

—¡Me fui con él!— gritó levantándose también, tapé mi boca con mi mano.

—No— dije atónita —¿Follaste con un desconocido?

Ella rodó los ojos y se tiró en la cama.

—Si. Pero... – Susurró, grité como loca por toda la habitación de frustración.

—¡Follaste con un desconocido, y eras virgen!— grité.

—Si— repitió tapando sus ojos —¡No grites!

—¿Usaron protección?— pregunté en un hilo de voz sentándome a su lado —¿Cómo fue que hiciste eso?— Pregunté, esto no era propio de Violet, ella ni siquiera había tenido un novio.

—No— respondió, me levanté con el corazón en la garganta —Lo hice por que tomé una bebida, pero no sabía que tenía drogas— apreté mi cien con frustración. Si hubiese estado ahí, nada hubiera pasado.

—Levántate y andando— mandé, ella hizo lo que le dije avergonzada, fue hasta el baño para alistarse, le esperé en la puerta de la habitación. No podía ser cierto, ¿Qué m****a pasaba con las personas a mi alrededor?

Tan pronto como salió del baño lista, nos apresuramos hacía mi auto. Al final terminamos saliendo en la noche del ginecólogo, tomó las pastillas del día después, se hizo un chequeo y al parecer todo estaba bien, incluso los resultados de los exámenes de VPH, etcétera, salieron negativos. Violet no quiso hablarme mucho desde que salimos, estaba avergonzada, y no sabía que decirle al respecto, ya no había vuelta atrás.

La dejé en casa recibiendo una despedida en voz baja de su parte y me marché, me sentía exhausta, en todos los sentidos, estacioné y entré a casa quitándome las botas al instante, mamá me recibió con una sonrisa en el rostro, le pedí un abrazo y lo recibió gustosa.

Sus abrazos alivian todos mis males.

—¿Donde estabas, Cariño?— preguntó tendiéndome un poco de jugo de naranja.

—Salí de compras con Violet— mentí tomando un poco —Ya sabes cómo es ella, no dejaba de comprar.

—Entiendo— rió, iba a levantarme para subir a mi habitación pero me detuvo —Querida, ayer llevé la tarta a la casa de los nuevos vecinos, hablé con un hombre, es un gran empresario, lo conocí por unas revistas, dijo que tiene un hijo que estudia en tu instituto. ¿Puedes creerlo?— rió.

—Ah— dije sin mas, no tenía cabeza para pensar en nada —Mamá, estoy muy cansada, hablamos mañana— sonreí forzadamente, ella asintió, besó mi mejilla y subí las escaleras.

Tan pronto como toqué mi cama caí rendida en los brazos de morfeo.

DEREK

Iba de camino al instituto, apretaba fuerte el volante, hoy no tendría escapatoria, tenía que ir a terapia, tenía la mandíbula apretada con fuerza, no hay nada más que odie en el mundo que ver a un completo desconocido para hablarle de mis putos problemas, los cuales no le conciernen. Ah, cierto, nos escuchan por dinero.

Ayer pude evadir todo en casa de Lonan, estuvo toda la tarde hablándome de sus sentimientos encontrados hacía la que me entero que es hermana de ella... La chica loca con nombre de ricachona.

No me interesa mucho como se sienta en torno a esa chica que ni conozco, pero era mucho mejor que estar en un consultorio, preferiría más tardes así. Más tardes como una persona normal, mataría por serlo.

Baje del auto y lancé la puerta, ajusté mi bolso en mi hombro evadiendo miradas y empecé mi trayecto hacía dentro del instituto.

—Hey, guapo— escuché una voz femenina a mi lado, volteé encontrándome con una morena pelinegra —¿Cómo estas?— preguntó acomodando su cabello, fruncí el ceño.

—¿Qué quieres?— pregunté. Ella hizo un gesto como si se hubiese ofendido.

Detrás de ella visualicé a Amelia, venía con un vestido un poco más arriba de sus rodillas, ajustado, y un abrigo blanco cubría sus hombros, su cabello estaba perfectamente lacio, tomaba su bolso con delicadeza, sus uñas largas del mismo color que su vestido y tenía unos lentes negros casuales, se notaba un poco más alta gracias a sus botas negras de tacón, se veía jodidamente bien. Tragué saliva.

—¡Ey!— gritó la morena llamando mi atención —Te estoy hablando— reprochó.

—¿Y qué?

—¿Que te pasa?— preguntó —¿No quieres hablar conmigo?

—No— me di la vuelta dirigiéndome dentro.

—¿Acaso eres gay?— escuché que dijo —¿No sabes quien soy?

Voltee harto.

—No me interesa saberlo— solté y volví a darme la vuelta.

—¡Victoria!— gritó malhumorada.

—Intensa— bufé, voltee tratando de visualizar a Amelia, pero no le vi.

Pronto entre al salón de clases, ahí estaba Lonan, con una chica sobre él, el lugar ya estaba lleno, pero el profesor correspondiente aún no llegaba. Hoy al parecer no tenía clase con Amelia.

Caminé hasta el asiento que compartíamos Lonan y yo, y alejó a la chica despidiéndola con una nalgada.

—¿Y qué pasó con tu amor repentino por esa chica, ayer?— bufé sentándome.

—Tan pronto como llegó, se fue— rió acomodándose en su asiento —No puedo desperdiciar tanta belleza en un solo cuerpo— alardeó, solté una carcajada.

—Eres detestable— respondí, dejé mi bolso sobre la mesa.

Un tipo moreno entró al lugar, castaño, con un mechón rubio, alto, delgado, y con algunos tatuajes en su brazo izquierdo, tenía una mirada seria, fría. Llevaba unos jeans desgastados, un suéter de manga larga y portaba unas converse.

—Al fin alguien con estilo entre tantos ricos imbéciles— solté.

—¿Me estás diciendo rico imbécil?— preguntó Lonan, le miré.

—¿Estás sordo?

—Me siento ofendido— negó —Pero tienes razón, el tipo también me cayó bien— tomó aire —¡Hey!— gritó llamando la atención del chico —¡Ven!

Él frunció el ceño y lo ignoro sentándose en los primeros asientos. Solté una risa.

—Creo que tú no a él— murmuré.

—No, no puedo caerle mal a alguien— removió su cabello —Soy demasiado bueno, nadie podría hacerlo.

—A mí me caes mal— dije, él entreabrió los labios y frunció las cejas.

—¿También te sentarás allá adelante?

—No, perfección en persona— reí —Te tolero.

—¿Hay algo malo en mi?— se hizo el dolido, iba a hablar pero me detuvo —No lo digas, cállate.

Me encogí de hombros tratando de no comenzar a reír como loco, Lonan era insoportable, su ego me hacía tener ganas de golpearlo, pero aún así, la pasaba bien, sin embargo, no sé lo diría, aún tenía que procesar el echo de tener a alguien para jugar videojuegos, convivir fuera de casa y eso, ¿Amigo? No, no lo diría.

La clase pasó rápidamente, sentía que mis tímpanos vibraban con la música, no podía concentrarme en clase ni mantenerme quieto, así que mi plan era tratar de estar en la música, lo único que me calmaba, y hacer las tareas que mandasen con otros métodos, podía con esto.

Pude ver cómo todos comenzaron a levantarse de sus asientos, voltee a ver a Lonan, me quite el audífono.

—¿Vamos a fumar?— preguntó.

«Terapia» me avisó mi mente.

—No puedo ahora— dije entre dientes, él asintió.

—Bien, ¿Entonces en la noche?— preguntó.

—Nos vemos en tu casa— dije, el golpeo mi hombro y se marchó, tomé mi bolso y salí del lugar.

Busque con la mirada a cierta chica loca, pero no le vi, me sentí extraño, ¿Porqué quería verla? No indague en la respuesta que no encontré y me apresuré a llegar a casa.

El psicólogo casualmente vivía al lado, así que tan solo bajé del auto y me acerqué al lugar, una casa muy parecida a la nuestra, tan solo que está era de un color gris, y los arbustos de flores amarillas, de resto, podría jurar que se trataba de una réplica exacta, tan solo que esta si era decorada por una mujer, podías notarlo.

Toqué y una mujer castaña de unos cuarenta años abrió, portaba un vestido elegante, parecía que acababa de llegar de una gala, me sonrió extensamente.

—Buenas— dije aclarándome la garganta —Vengo por...

—¡Hola!— me interrumpió un hombre detrás de ella, este era de unos cincuenta, debía ser él —Pasa— me invitó a pasar, la señora abrió paso y entre —Vamos— dijo sonriente caminando hacia las escaleras —Tenemos mucho de qué hablar.

—Claro— bufé detrás de él.

Un cuerpo femenino salió de una de las puertas justo en el momento en que pasaba, y golpeó con mi brazo ella se tambaleó y seguidamente me empujó con fuerza logrando que me estampara un poco contra la pared.

—¿¡Qué m****a!?— grité.

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