Capítulo IV

 Despierto con mis fosas nasales excitadas a causa de un delicioso aroma a comida, esto solo sucede cuando Tony duerme conmigo. Y es algo que voy a dejar de hacer ya que no deseo que se confunda.


 Bajo la escalera y la encuentro metida de cabeza en el  horno y completamente desnuda, la seña del golpe no se borrará pronto y eso quiere decir que no voy a azotarla con la fusta en los próximos días pero mi vista se posa en una paleta de mezclar y empiezo a salivar porque deseo azotarla con eso la próxima vez, suspiro, se gira y brinca del susto gritando y soltando la carcajada ¡es hermosa! Su piel pálida hace un contraste perfecto con sus ojos verdes y su cabello rubio, las pequitas que se asoman en su pequeña nariz la hacen ver delicada e inocente. Nota mi mirada penetrante y baja la suya, paso la lengua por mis labios y la llamo con el dedo.


 Me encuentro sentado en una silla cerca de la barra y ella se acerca despacio, mi vista cae en esos pequeños y delicados bultos con coronas rosadas y mi boca ya es un mar, debo hacer algo porque ya no puedo estar cerca de ella sin tocarla, mis manos pican y golpeo mi pierna para que trepe encima de ellas. Entrecierro los ojos y me da una  excelente idea el pequeño delantal que lleva para secar sus manos mientras cocina, su cara esta colorada. Ya se encuentra excitada pero no la voy a liberar, no tengo ganas.


 Sube sobre mis piernas a horcajadas y la tomo de las nalgas para ubicarla sobre mi hombría ya bastante despierta, se estremece y se mueve en círculos sobre ella, mi corazón se acelera y el ritmo cardíaco aumenta, desato el nudo del delantal y lo amarro a sus muñecas para que no se sostenga de mi. Me observa confundida ¡no nena, no es sexo vainilla! Tiro del extremo del amarre y gime de dolor.


 —¿Duele? – asiente, tiro con mas fuerza y grita — ¡¿Duele?! – grito cerca de su cara.


 —¡Si amo, me duele! – sus lágrimas caen, normalmente no la beso pero hoy, tengo ganas.


 Me apodero de su boca y entierro mi lengua completa casi asfixiándola, se excita más; sus jugos mojan mi pantalón de pijama la levanto con una sola mano y entonces libero mi miembro gigante por las ganas que tengo de penetrarla, a eso me refiero: siempre quiero estar dentro de ella. La bajo de golpe y grita de dolor, su cuerpo se estremece y convulsiona por el orgasmo que acaba de experimentar, mi lengua aún dentro de su boca hace que yo me excite aún más mientras ella se mueve magistralmente ¡uf! La saco y un hilo de saliva se vislumbra, lo atrapo con los dedos índice y medio para humedecer su clítoris y me regale mas de sus gemidos.


 —¡Aaaahh, más por favor! – hago pequeños círculos en el y ella se mueve fantástico.


 Pero quiero divertirme antes de salir a trabajar, sus labios entreabiertos y sus ojos cerrados me avisan que busca su placer pero en lugar de dárselo, me lo apropio, me levanto con ella en brazos y me dirijo a la barra donde la siento y lloriquea al no sentirme, la acuesto sobre sus brazos amarrados depositando su peso en ellos. Le duele pero esta muy excitada y eso me excita a mi más. La dejo sola y voy en busca de mi juguete, lo encuentro y lo empuño: mi miembro vibra, mi piel se eriza y mi cuerpo se estremece ante la sensación de poder que me proporciona tenerla dispuesta y deliciosamente abierta para mi esperando el  próximo movimiento, sus ojos están llorosos por el dolor en los brazos. Pero deseo azotarla y no me eximiré.


 La siento de nuevo y desato sus muñecas para apresarlas delante. Entonces la giro para que su trasero quede levantado ¡hermosa! Acaricio su redondez y beso cada centímetro de su piel, gime y separa más las piernas buscando que la bese profundo pero en este momento lo que deseo es que grite de dolor. Levanto la paleta y la hago impactar contra la carne desnuda en un golpe seco, grita fuerte y me deleito con el color de su piel al enrojecerse. Me separo y admiro mi obra de arte, luego repito el movimiento al lado izquierdo e impacto igualmente con fuerza, su grito sonó como un aullido que me hizo salivar al instante; y le propino un último golpe atravesando sus dos preciosas nalgas y se que fue el mas fuerte por su reacción, brincó en el sitio y su cuerpo se movía involuntariamente a causa del dolor agudo que debe estar sintiendo, el enrojecimiento fue inmediato y la inflamación no se hizo esperar, a este punto mi hombría ya estaba húmeda completamente a causa del liquido preseminal bajé su cuerpo dolorido y excitado para sentarla sobre mi nuevamente y poder disfrutarla.

                          

 La observo en la cama boca abajo, desnuda y profundamente dormida, es preciosa. La inflamación cesó y el dolor también pero aún tiene la nariz roja y los labios hinchados de llorar porque soy un desgraciado y lo que deseo es que sienta lo que  yo siento pero físicamente. Beso su mejilla y aspiro lo delicioso que huele, paso la lengua por su espina y lamo sus heridas, se resiente y mueve su cuerpo gimiendo. Podría hacer esto todo el tiempo pero, no es conveniente y por ahora me voy a trabajar.

                                                                                               ☆☆☆☆☆☆☆


 Llego a la empresa no de tan mal humor, mi tío Joshua se encuentra en  una reunión con inversionistas y empleados, me insralo en la oficina a pasar costos y enterrarme entre cuentas y al final del día salgo frustrado y con un mal humor que nadie me soporta, grite diez veces a mi secretaria y mande a la mierda un empleado sin pasar por la oficina de recursos humanos. Hay un maldito deficit de ingresos o eso dicen los libros y las cuentas del mes… ¡de los últimos tres meses! No me cuadran.


 —¡Joshua! ¡¿Dónde estás?! – grito por el interfono, se que  todo el edificio escuchó mi grito pero me importa una mierda.


 —¿Por qué gritas así? ¿Qué sucede Diablo? – mi tío no tiene el temperamento menos agresivo que el mío. Al parecer es de familia.


 —Pues porque hay un hoyo en las cuentas cielo ¡¿cómo no quieres que grite?! – le escupí en la cara.


 —Pues busquemos la falla ¡cielo! - ¿en serio? Le quiero apretar el cuello hasta asfixiarlo pero es mi tío y no soy un asesino.


 —¿Sabes que Joshua McDowell? ¡para eso te pago a ti! Y adicional a eso te cubro los caprichos y pendejadas que cometes – lo miré entrecerrando los ojos y éste apretó la boca.


 —Supongo que fue por el incendio, el déficit quiero decir – bajó el tono pero está equivocado.


 —¡Busca el déficit Joshua! Encuentra el desfalco y el ladrón porque  yo pagué de mi bolsillo el arreglo del deposito incendiado – le dije, creo haber visto una expresión de preocupación pero se disipó de inmediato.


 —¡No lo sabía! – arrugó las cejas en una expresión pensativa.


 —¡Resuélvelo! No quiero hacerlo yo – ladré lo último.


 Joshua salió de la oficina y quedé pensativo acerca de lo que esta pasando en la empresa, pienso contratar a alguien para que  haga el trabajo. Estuve haciendo mis labores hasta que mi estomago gruñó, los huevos con tocino y Tony de esta mañana ya terminaron su trabajo y estoy hambriento.


 Salgo del edificio a pie porque me provoca, deje a mis guaruras almorzando en el comedor de la empresa y me voy a un Starbucks, me provoca algo dulce con café antes del almuerzo, en mi reloj se reflejan las once con cuarenta y estoy seguro que un postre me devolverá el buen humor que perdí en la oficina. Ingreso al lugar y huele delicioso, recorro visualmente y con detenimiento los alrededores buscando un sitio donde ubicarme ya que se encuentra bastante concurrido hasta que escucho una risa suave y cierro los ojos, es tenue, melodiosa y mi cuerpo sufre un escalofrío que disfruto porque no es usual en mi sentir esto. Sin embargo al girarme quedo sorprendido: la risa que me impactó es de la criatura con la belleza mas rara que he visto.


 Mis alarmas se encienden: es bella, es rara y la quiero para mi, una voz en mi cabeza grita “búscala, llévatela" pero usualmente no me atraen las morenas. Su piel es acanelada y no es muy alta, me acerco hipnotizado por sus labios carnosos y su nariz fina, delgada y perfilada; el uniforme espantoso del establecimiento luce sutil y delicado en ella. La detallo: su cuerpo está perfectamente proporcionado es decir que ni le sobra, ni le falta nada ¿o si? ¡pues claro que le falta Diablo! Un antifaz de sumisa y un dildo anal para darme placer.


 —¡Buen día señorita! – me observa y sonríe cordial.


 —¡Buen día señor! Dígame ¿en que le puedo servir? – y en ese  momento pasaron por mi mente mil escenas de dominación para lo que sería perfecta.


 Mi respiración se aceleró y mi corazón emprendió un galope desaforado con el cual el pecho amenazaba explotar. Observé sus ojos avellanados y brillantes, los cuales se verían perfectos mirándome lujuriosamente desde abajo, con unas lagrimas rodando por su perfecta piel, arrodillada en el piso con las manos atadas atrás y mi hombría dentro de esa boca deliciosa.


 —¡Una mesa! Si es tan amable – le informe ladeando la cabeza sin sonreír y ella bajo la vista.

Hay distintos tipos de mujeres: las podemos encontrar en la calle o en algún centro comercial completamente solas e independientes porque estudian y trabajan simultáneamente porque  son autosuficientes, con un carácter endemoniado y con las putas ínfulas de dominar a los hombres en todos los sentidos ¡y lo logran! Algunos hombres somos tan estúpidos que nos fascina el hecho de que nos celen y hagan escenas estilo Broadway en la calle pero, existe este otro tipo de mujer que su sola presencia te produce un apego incontrolable y por medio del cual te mantiene cautivo sin ningún esfuerzo y sin siquiera quererlo, son delicadas y frágiles. Te entregan su cuerpo y sus emociones hasta el punto de que  no conciben su vida si no estas a su lado, eso se llama: sumisión, es una entrega total; sin cuestionamientos, a lo que los hombres como yo somos adictos y esta chica de belleza rara y cuerpo de diosa griega tiene ese toque y es mi afrodisíaco favorito.


 —¡Por supuesto, sígame por favor! – y caminó delante de mi mientras me deleitaba con el vaivén de su cadera y la suculenta vista de su culo redondo y duro ¡un culote por cierto!


 —¡Gracias! – me senté y espere a que me sirviera debidamente para ordenar, se que mi presencia la ha alterado por su respiración y sus pupilas que pugnan por dilatarse, es muy controlada pero te tendré preciosa: gritando mi nombre y suplicando por más.


 Tomó mi orden y fue a entregarla para luego recogerla, su manera de caminar es provocativa, cumple con todos los requisitos que necesito para que sea mi sumisa. Creo que tendré que venir aquí mas a menudo por un café.

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