79.
Aspen suspiró mientras limpiaba la barra después de otra noche ocupada. Cerrar la discoteca fue su última tarea antes de finalmente descansar un poco. Por mucho que disfrutaba trabajar junto a su hermano Gino, las largas jornadas estaban empezando a pasarle factura.
— Bien, ya casi terminamos. —, dijo Gino, acercándose a contar las ganancias de la noche. — Entonces podremos ir a casa y podrás dormir un poco.
Aspen pudo oír la tensión subyacente en la voz de Gino y se preparó. Desde que empezó a hablar con Kate, que había entrado al club en varias ocasiones, el humor de Gino se había ensombrecido.
— ¿Tienes algo en mente, hermano? — Aspen preguntó casualmente mientras ordenaba. — No dejas de mirarme con esa escalofriante intensidad.
Gino golpeó un fajo de billetes contra la barra con más fuerza de lo necesario. — Sabes muy bien lo que tengo en mente. Esa mujer con la que pasas tanto tiempo.
Aspen suspiró. Otra vez esto no. — Kate no ha hecho nada malo. Simplemente parece sola y ha teni