— E-este... — tartamudeó.
— No te hagas la inocente, eso me enoja más. ¿Sabes lo que pasaría? — preguntó con la voz alterada. — Incluso si lograras lo que planeabas, esto no iría a ninguna parte, ¿me estás escuchando? Tú sabes lo que te obligaría a hacer si quedaras embarazada.
— Amor, necesitas dejar de revivir el pasado. Un hijo te haría bien, curaría las heridas que insistes en abrir. Tienes que darte cuenta de que podemos formar una hermosa familia.
— ¡Cállate! — gritó. — No sabes nada, ¿me oyes? Te prohíbo hablar de este tema. Sal de mi casa ahora mismo, o todo se acabó entre nosotros — ordenó nervioso.
— Ya basta, solo estaba pensando en nuestro futuro — respondió asustada.
— ¿En qué estabas pensando para considerar algo tan horrible? ¿Qué idea absurda es esta? — Caminó hasta la puerta del apartamento, la abrió e insinuó que ella saliera.
— Fue tu padre — confesó llorando. — Tu padre me sugirió hacer esto, dijo que si quedaba embarazada, intentaría convencerte de dejar que el beb