Juan poco a poco ha ido retomando sus actividades y ritmo en la oficina es el primer fin de semana en el que está totalmente sobrio así que cuando despierta solo en la cama como siempre siente la cabeza a reventar, se siente asqueado de sí mismo, y no se siente preparado para responder las preguntas de su madre ni los cuestionamientos de nadie cuando aún no tiene todas respuesta, su apartamento es un desastre y reconoce que tiene mucho por hacer.

Escucha el timbre, pero no se quiere levantar, pero golpean la puerta con insistencia y no me queda más que ir a abrir, — Juan por Dios, ¿se puede saber que pasa ahora hermano? desde ayer estoy tratando de dar contigo, mi mama te ha llamado y no contestas vine varias veces anoche y no estabas, vas a matar a mi mama a disgustos, pensamos que te habia pasado algo, lo abraza y ve que estaba realmente asustado.

— Hermano, no sé qué decirte, no pensé en ustedes, solo quería aislarme, quiero recapacitar.

— Pero cuéntame, nunca hemos tenido secretos