—¡Ahhh!
Xavier abrió ampliamente la boca y se tragó un bocado de arroz meloso caliente. En su corazón, sintió una corriente de calidez fluir lentamente.
Pronto, con los grandes sorbos de Xavier, el tazón se vació rápidamente.
Sonia dejó la cuchara y le habló con suavidad:
—Xavier, descansa un rato