En la fábrica, la respiración de Valeria se volvía cada vez más pesada. En su frente, comenzaba a aparecer una fina capa de sudor fragante, y sus mejillas se coloreaban de un tono rosado muy atractivo. Sentía que su cuerpo estaba perdiendo rápidamente fuerza.
¡Maldición…!
Valeria sacudió la cabeza c