—Cariño, ¿lo escuchaste? ¡La señorita Serrano dijo que me recordaba! ¡Ahora, nos espera la prosperidad!
Después de que Beatriz se fue, Triana apretaba con fuerza los puños, muy emocionada y con la cara completamente roja.
—¡Lo escuché!
Uriel también estaba lleno de incredulidad. No esperaba que la s