Habían pasado algunas horas y Chris estaba empezando a ponerse nervioso. Había esperado que Rocío irrumpiera en su oficina para exigir una explicación de por qué le había dado ese trabajo.

Pero según John, ella estaba trabajando en silencio, sin parecer enojada en absoluto.

Chris tomó su teléfono y le envió un mensaje de texto a John.

¿Como te va?

John: Todo va bien, señor. La señora parece haberse ajustado ya.

Chris frunció el ceño ante la respuesta. Me envió un mensaje de texto.

¿Se ve enojada?

John: No señor... ella sonríe de vez en cuando.

Chris suspiró y volvió a poner su teléfono sobre la mesa, pellizcándose el puente de la nariz. Nunca esperó que la princesa mimada fuera tan testaruda.

Solo quería humillarla. En ese entonces, ella había dicho que él estaba fuera de su alcance. Sin embargo, diez años después, se había convertido en la asistente del hombre al que despreciaba por no tener un futuro brillante. Se había convertido en un pequeño gusano que fácilmente podía a