Sin poderlo evitar saco, mi arma y le apunto al tiempo que todos sus hombres sacan sus respectivas armas y me apuntan, me superan en número, obviamente, pero no iba a permitir que la tocaran.
—Debes ser o muy idiota o muy bueno para atreverte a hacer eso sabiendo que somos más, solo hace falta un chasquido de mi parte y estás muerto.
—¿De verdad confías tanto en tu palabra? —enarco una ceja con incredulidad.
—¿Me estás retando? —ríe y le da un beso en la frente a Anelys.
Se dirige hacia una de las sillas que están al fondo de la estancia, saca un puro y lo enciende con pasmosidad, me lanza una mirada llena de rencor, sigue molesto por lo que o