Llegamos al departamento, Michael y Tomás todavía no llegaron.
- Cámbiate de ropa quiero verte con el vestido, así prácticas con los tacones para que no estés haciendo el oso el día de la fiesta.
-Bueno, -suspiro- como todavía no llegó Michael, practiquemos.
Entro al cuarto saco el vestido Turquesa y los malditos zapatos, me los coloco. ¡El vestido me fascina, pero los zapatos me sacan de quicio!
Después de algunos intentos para colocarmelos, salgo con los zapatos en la mano.
- ¡Pero, mujer... ponte los benditos zapatos, tienes que practicar! - reclama poniendo los ojos en blanco.
- Esta bien - suspiro resignada - pero no puedo hacerlo - oh más bien, no quiero hacerlo... me siento y me los colocoz, después me paro pero no puedo mantener el equilibrio, soy muy patichueca.
- Te tomo de la mano y caminas, ok - explica y me toma de la mano, damos algunos pasos alrededor de la sala.
Al comienzo