El resto del camino en auto transcurre en silencio, con mis pensamientos dispersos entre la información que acabo de recibir y el inminente regaño que me espera en casa por estar desaparecida desde el día anterior. Quizás lo mejor sea decir a mis padres lo que me sucedió, con toda la sinceridad, quizás me crean, o quizás me internen en un psiquiátrico.
Llegamos a mi casa y Chamuel estaciona al frente del portón de la entrada. Intento quitarme el cinturón de seguridad pero mis manos están temblando, y suspiro un poco frustrada por el estrés.
-No te preocupes, todo está bien.- se acerca y pasa su brazo sobre mí con su cara peligrosamente cerca de la mía para soltar el cinturón, y cuando se aparta me sonríe con malicia.
Sus palabras lejos de tranquilizarme me han hecho poner más nerviosa en conjunto con su cercan&