Capítulo 10. Retomaremos la luna de miel...

La piel se le erizó entera. El reflejo parecía duplicar la tensión, amplificarla. No era solo la cercanía física, era la certeza de que él tenía el control absoluto sobre ella.

Ese beso continuo hasta dejarla sin aliento.

Cuando terminó él solo se dio media vuelta para alejarse de allí. Pero Mariana apartando la mirada del espejo se volvió hacia él con brusquedad.

-- No puedes decidir por mí –

-- Ya lo hice – le respondió él con serenidad.

-- No estoy para juegos– dijo con firmeza, aunque su voz tembló.

Él se inclinó apenas, rozando con sus labios la comisura de su oído, sin llegar a besarla.

-- Yo tampoco juego –

Ese tono seguro, definitivo, le arrancó un nudo en el estómago. Quiso seguirlo, darle una cachetada que se la merecía, retroceder, pero su cuerpo se negó a obedecerle. Una parte de ella estaba paralizada por el miedo, y la otra parte por una atracción, un deseo incomprensible que no se atrevía a admitir.

Emiliano se detuvo un segund