Carlos
¡Qué!
Gritamos todos al unísono al escuchar lo que Teresa acaba de decir. Ella sonríe maliciosamente mientras mi madre, ahora de piel transparente como si fuera fantasma, se queda en silencio viéndola.
―No, no, espera.― Habla Luisa.― Tú me dijiste que ella no era tu madre ¿por qué ahora se lo dices a Carlos? ¿Cuál es tu juego?
―No es ningún juego, y vengo negando a mi madre desde hace años atrás y ella lo sabe.― Alza la mano y le apunta con el dedo―¡Admítelo! ¡Díselo! ¡Dile que por sus venas no corre la sangre noble!
―¡Claro que corre! ― Expresa la marquesa de un grit