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Adele.

Estoy muy distraída, cuando voy camino hasta la casa de mi primo, el Beta Hugo, en donde encontraré las respuestas que necesito por boca de mi madre, Lorena, quien de seguro debe saber mi origen.

Y entonces, soy detenido por unos tipos raros.

―Pero, miren a quién tenemos aquí―me indica uno de los hombres, con una sonrisa ladina―la hija de nuestro antiguo Beta―me indica, tratando de amedrentarme, sin embargo, yo no estoy para sus juegos, así que coloco mis manos en posición de lucha y escucho algunos silbidos de parte de sus compinches― ¿qué, crees que te vamos a tener miedo porque eres una sangre Beta? ―me dice el tipo y yo resoplo por la nariz.

― ¿Por qué no pruebas con un sangre alfa, entonces? ―dice una voz detrás de mí más que conocida.

Es Noah, por supuesto, quien por segunda vez en este día viene a rescatarme.

Entonces, ellos tratan de correr, pero mi padre, al que siempre he considerado como tal, está detrás de ellos y los golpea uno por uno, abatiéndolos, y lo mismo