David regresó a la casa, se estacionó frente a la entrada y allí se quedó pensando unos minuto que debía hacer, si le decía a Elizabeth se iba a exponer, si iba a la policía, lo más seguro era que se apresurarían y no detendrían a su padre tenía la cabeza vuelta un desastre.
Cerró los ojos y se recostó en el asiento del auto, en ese momento Elizabeth salió y le toco el vidrio, él abrió los ojos y la miro, ella lo veía con una tierna sonrisa como si le dijera que fuese lo que fuese que estuviera sucediendo todo iba a estar bien ligeramente abrió la puerta del auto y salió.
—Vamos a dentro, te prepararé una ducha, necesitas descansar.
Le preparo un cálido baño de burbujas y entro con él al jacuzzi, lo abrazo por unos instantes y luego comenzó a masajear sus hombros, tenía tanta presión sobre ellos que se reflejaba claramente, él estaba recostado sobre ella después de tanta locura y desastre a su alrededor volvía al único lugar que lo llenaba de paz.
—Mi padre es el Señor Revete, pedí el