Agarrando su barbilla, moldeé mis labios con los de ella mientras nos besábamos apasionadamente. Nuestras lenguas haciendo un tango mientras yo chupaba su labio inferior.

Ara me empujó hacia atrás mientras respiraba con dificultad. Ella se ve increíblemente hermosa. Un ángel que parecía lo suficientemente seductor como para convertirme en un demonio.

Sus ojos estaban entreabiertos según era necesario y la pasión bailaba en esas esferas. Sus mejillas estaban enrojecidas junto con la punta de sus orejas.

Tenía los labios hinchados y rojos. Tan jodidamente deliciosos que quiero chuparlos para siempre. He perdido la cabeza o quizás nunca fui racional en lo que respecta a abril.

Mi angelito inocente.

—Despacio —respiró mientras yo sonreía. Inclinándome, la besé lentamente. Mis besos bajaron lentamente hasta su mandíbula y luego hasta su cuello.

Agarrando su pecho, lo apreté haciéndola jadear. Pellizcando su capullo, cerré mi boca sobre él mientras su pecho se arqueaba. Lamí y chupé mientra