Digamos que te creo

No sé lo que está sucediendo. Todo el mundo se ha vuelto loco, como si se hubieran puesto de acuerdo en culparme.

—Yo jamás había hablado contigo.

—Claro, ahora finges no conocerme. Esta mujer me pagó para que vigilara a Rebecca y le mantuviera informada de cada paso que daba. La suma que me ofreció fue suficiente para convencerme. Además de que estaba pasando un mal momento y necesitaba el dinero. Esa noche yo mismo la dejé frente a la casa de Rebecca y me dijo que ya no me necesitaba, que era la última vez que iba a tener que acercarme a ella. No sabía de sus macabros planes, solo sé que cumplió su parte del trato y me pagó lo que prometió. En mi cuenta de banco aparece la transferencia de dinero y en la suya también debe aparecer. ¿Qué mejor prueba que esa?

—Tráeme su teléfono — Aiden se fue a hablar con

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