A la semana siguiente, llegué a la casa de Benito y le entregué el texto en sus manos. Después de meditar en el sofá con su gafas puesta, unas lágrimas brotaron de sus ojos, y me dijo que publicaría el libro para que el mundo girara y el universo más el pacto con el diablo tuviera efecto.
A la semana siguiente de la publicación en una imprenta con tirada de 100 copias dormí como un niño, y al despertar todo había cambiado, tenía quince años, y mi voz quebrada volvió, y mi mente estaba llena de recuerdos sobre otro mundo donde fui la creación de Benito Valdivia. Al año siguiente me matriculé en la carrera de derecho, y esperé la edad de 18, la edad que había sido predestinada para que yo leyera el libro, según el prólogo de la décima edición de Las hist