Pablo quedó en ese momento sin palabras, totalmente aterrorizado.
No se esperaba que de repente lo encontraran.
En el ámbito político, con tantos amigos, ¿no había nadie que supiera algo y le diera aviso?
La gerente también estaba temblando de miedo.
Había trabajado arduamente con Pablo, pasando de finanzas a bancos, colaborando en varias acciones poco éticas.
Si esto se descubría realmente, ¿terminaría pasando el resto de su vida en prisión?
En ese momento, estaba sentada temblando, con la respiración dificultosa y sudando frío.
Mientras tanto, Rubén observaba detenidamente cómo llevaban a Pablo, su rostro palideció al instante, mirando con asombro a Simón.
Se dio cuenta en ese momento de que no había sido consciente de lo aterrador que era este joven.
Era alguien del departamento de disciplina, ¡y había llevado a alguien hasta allí!
¿Acaso este lugar era para retener a personas como ellos?
En ese momento, Simón se levantó lentamente, se acercó a Rubén y dijo con frialdad: —¿Quién de