Smith siguió atento la dirección de la mirada de Fortunato y, efectivamente, a lo lejos, en medio del desierto, apareció una figura humana. La persona caminaba a un ritmo fijo ni rápido ni lento, como si estuviera en ese momento meditando o pensando profundamente en algo.
Al ver esto, Smith dijo: —Cierto, ese debe ser el señor Simón. Después de todo, si alguien puede aparecer en esta zona y caminar sin prisa alguna, sólo puede ser él.
Fortunato lo confirmó. En realidad, tanto Fortunato como Smith sabían perfectamente que, para garantizar el éxito del plan Demonio Nocturno, los superiores no solo habían enviado al ejército del Demonio Nocturno a cruzar la línea fronteriza y establecer un campamento en Azuralis, sino que, además, para prevenir posibles efectos secundarios del virus Demonio Nocturno, las fuerzas armadas de Kaldara habían desplegado a cien mil soldados cerca de la frontera, estableciendo de esta forma siete líneas de bloqueo.
Después de que ocurriera este terrible incident