Simón lo tomo fríamente y le propinó una fuerte patada en el pecho a Víctor.
Víctor escupió sangre y voló por los aires, cayendo al suelo inconsciente.
Luego, Simón se acercó a Arturo y dijo déspotamente: —¿Conspiraron para secuestrar a Daniela y luego intentaron enseñarme una lección?
—Todo fue idea de Víctor. Yo, solo estaba interesado, en obtener el dinero. Entre tú y yo, no hay rencores, hermano—respondió Arturo, sin ningún rastro de arrogancia.
Simón lo agarró y lo enfrentó, pegando su rostro al de Arturo: —No importa quién seas. Nadie puede tocar a las personas que están a mi alrededor. Si lo haces, pagarás un alto precio por ello.
Sin esperar la respuesta de Arturo, Simón le propinó un fuerte puñetazo en el estómago y luego lo soltó.
Arturo gritó de dolor y quedó doblado en el suelo, escupiendo sangre y restos de órganos internos. Cualquier persona con dos dedos de frente sabía que Arturo no sobreviviría a este fuerte y salvaje golpe.
Leonardo, quien presenció todas estas atroci