El domingo amaneció gris y hacía mucho frío y aunque no anunciaban tormenta, el día estaba en perfecta armonía con el humor de Sophia.
Se desperto desorientada y sin saber donde se encontraba, cuando los recuerdos de la noche anterior llegaron su himor se puso negro. No tenía apuro alguno en volver a la casa y encontrarse con su jefe así que pidio que le enviaran el desayuno y se entro a bañar antes de que llegara.
Tenía que ponerse la misma ropa pero eso no le impedía higienizarse. Se tomó se tiempo para peinar su rebelde cabello y mientras lo hacía observaba la imagen que le devolvía el espejo.
Una mujer joven, de rasgos marcados, ojos que trasmitían sus emociones y una boca que era demasiado grande a su parecer. Pero esa mujer parecía triste, había cambiado de ciudad para sanar su corazón y se encontró con un hombre que no estaba para nada en sus planes.
Pensando en ese hombre decidió encender su celular y llegaron cantidad de notificaciones.
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