La noche fue mágica porque la pasaron entre platicas y coqueteos, donde aprovecharon el momento para dormir bajo las estrellas y fueron despertados por los primeros rayos del sol.
- Wa… que fresco – dijo Melissa sonriendo al sentir el ligero frio en el amanecer.
- Un poco – opinó Alessandro acomodándose mejor para abrazar a su pareja, escuchando su risa mientras se dejaba hacer.
- Sabes con este fresco ahora se me antoja algo de chocolate caliente – habló ella sintiendo las caricias sobre su cuerpo.
- Que gustos más contradictorios.
- Bueno eso quiere decir que los gemelos serán muy traviesos.
- Eso veo – hablo besando sus labios y teniendo cuidado con su cuerpo para no aplastarla.
- Oye ¿no es tarde para el trabajo? – preguntó ella al recordar ese detalle.
- Pedí un permiso especial para faltar hoy, porque deseo dedicarme a ti y a los gemelos.
- ¡Yey! eso significa que eres mío por este día.
- Aja, así que hoy los complaceré en lo que pidan – mencionó acariciando el rostro de ella.
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