4 EL CONCIERTO

—¿Así vas a ir? —fueron las palabras de Manuel hacia su esposa.

La mujer esperaba esa noche con ansias, por fin iría a ver a uno de sus artistas favoritos a un concierto en vivo.

Había estado ahorrando lo más que podía para juntar para las entradas, desde que su esposo había regresado a trabajar. Antes no podía hacerlo porque todo su dinero se iba en gastos de la casa, realmente no le importaba porque era para su familia, pero no le quedaba ni para un chicle.

Él nunca la llevaría con su propio dinero, fue por eso que hizo el ahorro, por lo menos así, no tenía el pretexto que no tenía dinero para lujos.

Valeria se echó un vistazo a su atuendo, no veía que era lo que estaba mal, era verano, hacía calor y el concierto sería en un lugar cerrado, así que una blusa de tirantes anchos, unos jeans y botas bajas, no le parecieron nada mal para la ocasión.

Además de que se veía realmente hermosa, no necesitaba de mucho para resaltar sus facciones y su cuerpo. Justo eso era lo que le molestaba a su marido, otros hombres se fijaron en lo que era suyo.

Pero al parecer a su esposo no le había gustado, se sintió con el corazón oprimido, hacía mucho que no le decía ninguna cosa hiriente.

No sabía si en esta ocasión lo hacía a propósito por la alegría que ella tenía, o simplemente porque no quería perder la ocasión.

De cualquier manera, no quería que nada le opacara su día feliz, el día tan esperado después de tanto tiempo, así que trató de ignorar lo que había dicho, continúo realizando su maquillaje y cuando estuvo lista salió a la sala.

—Estoy lista, solo hay que llevar al niño con sus abuelos de paso al concierto —le dijo cuando llegó hasta donde estaba.

—Creí que vendrían a buscarlo —dio un resoplido molesto.

Ya mejor no volvió a decir palabra alguna, si seguía con cuestionamientos, lo más seguro sería que se regresaran a la casa por algún pleito en medio del tráfico.

Llegaron a donde los abuelos y solo Valeria se bajó y dejó al pequeño Noah de 7 años con sus ellos y ahora sí, la noche sería estupenda, fue lo que pensó.

Llegaron al lugar, la fila estaba un poco grande, tal vez serían como 50 metros de personas enfiladas, esperando entrar al concierto.

Valeria no pudo evitar mirar de reojo a su esposo, que con solo ver la fila ya había puesto cara de fuchi.

Avanzaron y se formaron, para suerte de Valeria, la fila avanzó rápido y como habían llegado temprano el lugar aún no estaba abarrotado.

Ella quería estar hasta la fila de enfrente para disfrutar al máximo, así que arrastró a su esposo a la primera fila, el concierto comenzó y la chica se divirtió como nunca, a pesar de la mala cara que tenía su marido.

Pasadas las tres de la madrugada estaban saliendo del lugar, fueron a cenar algo en un puesto de tacos, al parecer Manuel solo tenía hambre, después de eso se puso cariñoso con su esposa y aprovecharon el resto de la noche, al fin estaban solos en casa.

A la mañana siguiente Manuel no trabajaba, así que se quedaron un poco más en la cama, hasta que el hambre comenzó a perturbar el buen genio del señor.

Al parecer ese siempre era el problema, lo malo era que Valeria no lo sabía, si así hubiera sido, lo tendría en engorda y con los mejores platillos siempre dispuestos para el señor.

—Quiero café con un pan —fue más una orden que una petición, pero estaba más que acostumbrada a eso, así que solo se incorporó en la cama y avanzó a la cocina.

De cualquier manera, también necesitaba despabilarse un poco para poder comenzar con los quehaceres del hogar.

Irían a casa de sus padres ya por la tarde, ellos amaban a su pequeño nieto, así que querían disfrutarlo un poco más, además de que era el único, estaba más que consentido.

Llevó el café en una charola hasta la cama, pero tropezó con los pantalones que había en el piso. Siempre tenía cuidado con eso, ya que era muy común encontrarlos ahí.

Sin poder evitarlo, se fue de bruces contra el suelo derramando todo el café sobre la cama, alcanzando a quemar en el pecho a Manuel que seguía recostado sobre la cama mirando el televisor.

—¿Eres estup1da o que te pasa? —estaba furioso, se quitaba la camiseta caliente por el café de un tirón y se secaba el café a toda prisa.

Mientras que Valeria seguía de rodillas a un lado de la cama, dolorida de una rodilla por el impacto en el suelo.

—Perdón, no vi tu pantalón sobre el suelo, debes ponerlo en la silla que te coloqué a un lado de la cama —trataba de disculparse mientras soportaba el dolor.

—Acaso, ¿me estás culpando de tu ineptitud? —la miraba despectivamente, acusándola directamente de la quemadura que le había hecho el café.

—No, claro que no, es solo… —Mejor se ahorró su comentario, de cualquier manera, ella nunca tenía la razón en nada y siempre le salía por delante en sus peleas.

En lugar de protestar se puso de pie con dificultad ya que le dolía demasiado la rodilla.

Limpió el desorden y le pasó una camiseta limpia a su esposo, se retiró a preparar más café.

Estaba a punto de regresar a la habitación cuando sintió los pasos de Manuel acercándose hacia ella.

—Ya llevaba el café a la habitación —le dijo.

—¿Y arriesgarme a que me quemes nuevamente?  No gracias, mejor aquí —se sentó en el comedor, sacó su teléfono y comenzó a verlo e ignorar a Valeria.

Ella se sentó al igual que él y desayunó en completo silencio, luego de un rato almorzaron algo y él se fue a la sala a seguir viendo televisión.

Valeria en cambio comenzó con las labores domésticas, aunque no era mucho lo que había que hacer, aprovecharía que no estaba su pequeño para ordenar todo.

Cuando estaba con Noah, siempre se tardaba más en terminar las labores, pero no podía permitir perderse de todo lo que el pequeño tenía que mostrarle. Desde un dibujo, hasta que lo acompañara a ver su caricatura favorita.

El día pasó sin más contratiempos, los esposos fueron a casa de los abuelos a buscar al pequeño, al siguiente día tendría que ir a la escuela.

—Espero no tarden en traer a este campeón muy pronto —les decía el abuelo Josué a la pareja.

—Claro que no suegro, el próximo fin de semana vendremos a visitarlos —le decía Manuel, de una manera amable.

En realidad, Manuel era amable con todos, solo con Valeria era un poco más tosco y renegado, cosa que no debería de ser. Si en verdad amas a la persona a tu lado, no la tratas así, pero no entremos en controversias… aún.

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