Ricardo había decidido tomar una ducha ya muy tarde, luego de un extenso día de trabajo. Dejó sus cosas en la habitación, incluyendo su celular y avanzó al baño.
Tomó una larga ducha pensando en Valeria y en lo que le había dicho hacía un par de semanas, ya tenían varios días en lo que no lograron verse y eso le molestaba bastante.
Solo le había enviado un par de mensajes durante el día, y fue ahí que como un flash, un pensamiento pasó por su mente… no había borrado la conversación.
Salió a toda prisa del baño, pero justo lo que creyó… eso mismo estaba pasando.
Llegó a su habitación y encontró a su mujer con el teléfono en la mano con el rostro desencajado.
Podía notar mucho en esa sola expresión: enojo, decepción, tristeza, coraje, impotencia…
—¡¿Qué significa esto Ricardo?! —lo increpó en cuanto la respiración se lo permitía, estaba muy dolida y tenía bastante razón.
—¿De qué hablas? —él trataba de hacerle creer que nada pasaba, pero ella tenía pruebas y las tenía en sus manos.
—¡¿C