2.

A la mañana se puso en marcha el plan, Héctor había prometido que 10 millones de monedas de oro llegarían en una embarcación, la encargada Silvana hizo los preparativos para recibir el oro. El barco comenzó a verse desde el horizonte y la Silvana bailaba de felicidad por el gran trato que había hecho. Al llegar el barco solo había unos 40 hombres en él, el capitán salió para buscar a Héctor

― Estamos buscando a Lord Beldand ― este era el nombre falso con el que Héctor se había infiltrado

― Él se encuentra adentro disfrutando de las amenidades, nos ha autorizado a mi y a mis hombres a recibir el oro y contarlo ― dijo Silvana

― Me temo que no puedo entregarles nada, hasta ver a mi señor ― era claro que no podían entregar el oro y dejar que lo contarán, ya que a lo mucho tenía un millón de monedas, el resto era una farsa. Habían dispuesto las cajas de forma que parecieran tener oro, pero solo la parte de arriba lo era, en el fondo tenían plomo en distintas formas, además de pólvora. Estaban infiltrando bombas

Silvana quiso ver una de las cajas, y al ver que dentro había oro, no pensó en la posibilidad de una trampa. Entró al recinto y buscó a Lord Beldand ― Mi señor, lamento molestarlo, sus hombres han llegado, pero dicen que hasta no verlo no entregarán el pago ―

Héctor había pasado la noche en una cómoda habitación, llena de lujos en compañía de la chica, le había llevado casi cinco años encontrarla y no se alejaría de ella en ese momento, supo que no podría decirle nada ya que en las habitaciones es posible que colocarán micrófonos o cámaras para vigilar a las chicas.

― En un momento salgo ― Héctor miró a la chica que estaba a su lado, ella no había dormido en toda la noche, pero no hizo ningún ruido, tampoco se movió en absoluto ― Te han robado el alma ¿no es cierto? ― dijo él en voz baja, acariciando suavemente su mejilla

Se levantó y se dispuso a salir con la chica que había elegido, los guardias lo detuvieron diciendo que ella no podía salir del lugar hasta que el pago se hubiera realizado, Héctor tomo una posición calmada diciendo que si ella se quedaba dentro nada garantizaba su bienestar, y que cada golpe que tuviera cuando regresará por ella seria un millón de monedas menos que pagaría, cuando Silvana escuchó esto se puso nerviosa al pensar en perder esa cantidad de oro, así que accedió a que la chica saliera con el Lord

Al salir, Héctor vio el barco y los hombres en él, aunque se preocupo al ver la cantidad de hombres que venían supo que tal vez sería un plan de André ― Mi Lord, hemos traído el oro que solicitó, sin embargo, por seguridad trajimos solo 5 millones de monedas, en una segunda embarcación viene el resto ― dijo el capitán confirmando que André tenía un plan

― Entendido, señorita mis hombres comenzarán a bajar el oro, mientras tanto llevaré a está chica adentro ― dijo Héctor caminando hacia el barco, su principal objetivo era sacar a la princesa del alcance de ellos

Al verla salir al sol, era claro que hacia mucho que no salía, sus ojos se lastimaban por la luz, y piel se notaba mucho más pálida que antes, bajo esa luz Héctor pude ver los golpes en su cuerpo, dentro del establecimiento la luz es muy baja y no se notaban, pero ahora podía verlos claramente distribuidos por todo su cuerpo, ella era delgada, sus clavículas sobresalían al igual que sus caderas y las costillas superiores, supo que la alimentación en ese lugar no seria de lo mejor. Héctor comenzó a sentir furia en su interior, sabía que se iría dejando a cientos de chicas en manos de estas personas, y que ellas seguirían sufriendo maltratos que sobrepasaban lo inhumano

― Me disculpo Lord, pero ella debe quedarse aquí hasta que el pago sea realizado en su totalidad ―

― Señorita, bajo esta luz puedo ver que la chica que deseo no es lo que imagine, ahora veo los daños que tiene, y si le soy honesto, comienzo a creer que el pago que me exige es muy elevado tomando en cuenta las condiciones de la mercancía ―

― Mi Lord, le prometo que la chica cumplirá sus expectativas ― dijo Silvana nerviosa de perder su oro

― Imagino que sí, pero soy exigente y bajo esas condiciones ella no vivirá mucho. He reconsiderado la oferta, suban el oro, nos vamos ― al escuchar esto, Silvana se puso pálida, en esta transacción ella ganaría al menos un millón de monedas de oro

Nerviosa por mantener el trato ― Mi Lord, no hay necesidad de ello, puede entrar a evaluar su mercancía, si ella muere antes de que nosotros terminemos de contar el oro, entonces el pago será devuelto ―

Héctor supo que esa era su oportunidad, miró al capitán y ambos se entendieron ― Bien, pero la llevaré a mi barco, con mis instalaciones o no tenemos trato ―

― Esta bien mi señor ― Silvana haría cualquier cosa para complacer a un comprador como él

Héctor comenzó a caminar hacia el barco con la princesa, los pasos de ella eran débiles y dudosos, al subir comenzaron a brotar lagrimas lo que le dio un poco de color a sus parpados y a sus mejillas, Héctor la miró y su corazón se rompió, la chica estaba aterrada por ir con él y no soporto eso

― Háganlo ahora ― dijo Héctor, al escuchar esto sus hombres se apresuraron a bajar las ultimas cajas

― El segundo barco está llegando ― anunció el capitán

En el segundo barco solo había algunos hombres con cajas que contenían únicamente pólvora, llegaron y comenzaron a bajar las cajas, el capitán encendió una vela que tenían a un lado del timón del barco principal, esa era la señal para que André pusiera en marcha el arma secreta.

Por ser de día, y tan temprano no había nadie en el lugar, únicamente los guardias y las chicas. Su objetivo era sacar a las chicas, pero ellas estaban asustadas, no se irían de ahí, aunque tuvieran la oportunidad, toda la noche Héctor intentó buscar la forma de sacarlas, pero no encontró como hacerlo. Sabía que el plan de André los dejaría salir a salvo del lugar, pero no quería dejar a las chicas ahí dentro

Cuando los guardias comenzaron a abrir las cajas para contar el oro, dejaron las armas y se centraron en eso únicamente, fue el momento preciso para explotarlas. Con los hombres de vuelta en los barcos se dio una explosión en cadena, todos los que estaban cerca quedaron reducidos a niebla rosa, mientras que los más alejados resultaron con daños debido a las partes de plomo que salieron como balas, los guardias dentro del recinto buscaron el origen de las explosiones, sabían que estaban bajo ataque.

Héctor instruyo a sus hombres a que entrarán a sacar a las chicas, mientras que algunos se quedaron peleando contra los guardias que salían. Pronto el lugar era un infierno, entre llamas, partes de cuerpos debido a la explosión y hombres peleando. Dentro del recinto las cosas no eran muy distintas, había varios guardias que trataban de proteger la mercancía, al ver que los hombres de Héctor se encontraban cerca comenzaron a disparar, uno de ellos comenzó a mover a las chicas a otra habitación, ellas estaban asustadas con lo que pasaba

La batalla se volvió sangrienta y hubo muchas muertes, cuando llegaron a donde estaban todas las chicas los dos guardias que quedaban estaban apuntando sus armas hacia ellas, amenazando con hacer un baño de sangre si alguien entraba. Fue entonces que las cosas se detuvieron por unos instantes, su objetivo era sacar a todas las chicas a salvo, por lo que en ese momento los guardias del lugar tenían una ventaja.

Eso no duraría mucho, debajo de ellos comenzó a abrirse una niebla de color azul oscuro, como si fuera un portal, salieron manos carnosas de ahí que sujetaron fuerte a los guardias, ellos asustados comenzaron a dispararles esperando que los soltaran, peor fue inútil, eran manos de cadáveres que comenzaron a arrastrarlos dentro de la niebla. Ese era André, su especialidad mágica es la nigromancia, y a pesar de que casi nunca utiliza ese poder en contra de sus enemigos, no podía permitir que esas chicas murieran ahí.

Una vez que André se deshizo de los guardias restantes con su poder, instruyo a sus hombres para que sacarán a las chicas de ahí, las pusieron en el barco secundario que pertenecía a un amigo de André en un reino cercano a donde estaban ahora, algunos de sus hombres llevarían a las chicas a ese lugar para que ellas pudieran comenzar una vida diferente, y también regresarían el barco a su amigo

André estaba ansioso por ver a su hermana, Héctor le había asegurado que era ella, pero él quería verla con sus propios ojos. Subió a su barco y fue directo al camarote principal, le sorprendió no ver a Héctor ahí, pero durante la batalla tuvo que salir para ayudar dejando a la princesa sola ahí dentro. André abrió la puerta y vio que la cabina estaba vacía, no había ninguna señal de la princesa, sintió que su sangre se volvía de hielo al pensar que pudieran habérsela llevado nuevamente mientras que nadie lo notaba. Héctor llegó rápidamente para verificar como se encontraba la princesa y vio que André estaba ahí

― ¿Dónde está? ― preguntó André

― ¿Qué? Estaba justo aquí, no deje que nadie se acercará a ella ― contestó Héctor mientras buscaban en el camarote, y entonces se dieron cuenta que ella estaba arrinconada en un pequeño hueco debajo de la cama, con las piernas en el pecho y tapando sus oídos

Los dos chicos sintieron que el corazón les daba un vuelco, ver a la princesa en esa condición les generaba la peor sensación de impotencia que jamás hubieran imaginado. Ella era exactamente igual a su hermana gemela la princesa Miel que se encontraba en el palacio, los dos chicos la habían visto crecer, fuerte y segura de si misma, llena de amor y mimos por parte de los Reyes, ver a una chica exactamente igual en su aspecto físico en las condiciones que se encontraba ella, era todo un shock emocional para ambos

Entonces se dieron cuenta de que tan diferentes habían sido sus vidas, mientras que la princesa Miel jamás había estado cerca de una pelea que no fuera de exhibición, imaginaron los horrores que tuvo que pasar está chica que trata de no romperse mientras está ahí.

André extendió la mano hacia ella, al tocarla ella se estremeció y se apretó más en si misma, ambos supieron que estaba aterrada. Héctor la tomo de la muñeca y le habló ― Hola, ya todo está bien, estás a salvo nosotros no vamos a dañarte ― la chica a pesar de que podía escucharlos solo se limito a abrir los ojos y mirar a los chicos que tenia frente a ella ― ¿Puedes salir de ahí? ― le dijo Héctor con mucha dulzura

Ella no sabia que estaba sucediendo, nadie le había hecho una pregunta jamás en su vida, por lo que ella obedeció como si fuese una orden. Salió y de inmediato se arrodillo ante ellos, lo que para los dos chicos fue una situación terrible. Héctor se arrodillo junto a ella y la cubrió con una de las mantas, después de todo ella seguía desnuda ―ven, levántate no es necesario que hagas nada de eso ―

― Héctor, ella se encuentra en muy mal estado, si mi madre la ve así le romperá el corazón ―

― Dejemos que ella se calme y vea que no somos sus amos, en cuanto entienda que ahora es libre las cosas van a mejorar ―

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