La figura que apareció de repente ante Jane era una muñeca monstruosa de casi la mitad del tamaño de una persona normal. La muñeca mostraba sus dientes con malicia y el cuerpo estaba cubierto con notas musicales.
‘¿Qué rayos es esto?’, exclamó Jane en su mente. Estaba tan asustada que comenzó a llorar.
Aino, que sostenía la muñeca con una expresión inocente y orgullosa, la miró y le preguntó: "Tía Jane, ¿estás... asustada?".
Jane hizo lo posible por ignorar su terror al escuchar la dulce e inocente voz de Aino, y bajó la mirada para encontrar a la niña sosteniendo la muñeca como si se la estuviera mostrando a Jane.
"Tía, esta muñeca es para ti".
Jane no estaba segura de cómo responder.
"¡Pequeña, si la Tía Jane se enferma porque la has asustado, el Tío Alex te va a dar una buena lección!". Alex extendió la mano y pellizcó la nariz de Aino.
Jane se sintió mal por la niña inmediatamente y lo detuvo. "¡Alex, no asustes a la pequeña!".
"Tía, esto es para ti. ¿Te gusta?", pr